jueves, 23 de enero de 2014

El Colegio Menor logra acreditarse, pero falla en el área tecnológica


Con sensaciones encontradas, esta semana, el Colegio Menor San Francisco de Quito recibió oficialmente la acreditación internacional Advanced, que lo ubica como uno de los mejores de Sudamérica.

Sin embargo, no todo salió como esperaban en esta institución educativa, ubicada en Cumbayá. En el informe oficial del Equipo de Revisión Externa de Advanced, se reconocieron los innumerables logros educativos del Menor. Pero, al hacer las mediciones con el Instrumento de Observación  de Ambientes Eficaces de Aprendizaje (ELEOT, por sus siglas en inglés), el uso de las nuevas tecnologías, en materia educativa, fue el área donde se detectó mayor número de falencias. Tres flamantes laboratorios móviles de computación, dotados de 70 tabletas Ipad; y la total renovación del equipamiento de las aulas de Computación no fueron suficientes para convencer a los visitadores que, en octubre de 2013, constataron qué sucedía en los salones de clase de este colegio de élite.

“Es muy complicado que, con más de mil trescientos estudiantes, puedas observar el uso de tecnología en todas y cada una de las clases visitadas”, indica Susana Guerra, profesora de Matemática, de 9no grado. Aunque, en su aula tiene computadora, proyector y pantalla de proyección; el cuaderno de ejercicios y el libro de texto ocupan, todavía, un sitio preferente en las lecciones de cada jornada. “Mal que nos pese reconocerlo, la escuela sigue basada en la letra impresa porque hemos traído los aparatos, pero no hemos cambiado el modelo pedagógico”, amplía esta docente con un Doctorado en Pedagogía.

Varios maestros del Menor tienen una mirada crítica sobre ELEOT, la herramienta que han empleado para medir su desempeño. Tras veinte minutos de observación, en diversas clases y durante varios días, la nota recibida por el colegio, por uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), fue de 1.59 puntos, de un total de 4 puntos posibles. “¿Qué puedes medir en veinte minutos de observación?”, cuestiona María Teresa Maruri, profesora de Lenguaje. “A veces quieren poner a la computadora a hacer todo. No siempre las actividades se prestan para emplear herramientas tecnológicas. Por ejemplo, a alguien se le ocurrió que hicieran debates virtuales para no hacerlos en el aula. ¿Y el rostro humano de la educación?”, puntualiza y la pregunta queda en el aire.

El Colegio Menor San Francisco de Quito, tiene cuatro años para implementar un plan de mejoras. Pero, más allá de acumular aparatos en los salones de clases, otros profesores, como la bióloga Gabriela Dávalos, señalan aspectos que inciden en el modelo educativo de la institución: “Se necesita preservar al profesor porque la tecnología no debe ser el eje central de una clase, ni disimular con aparatos las falencias del docente”.

Con una combinación de aplausos e incomodidades, de logros indiscutibles y puntos álgidos; el informe de Advanced también significa el comienzo del siguiente ciclo para la comunidad del Colegio Menor San Francisco de Quito. El proceso será intenso y sistemático. Se les exige trabajar en cada acción requerida, presentar informes anuales, preparar documentación complementaria y alistarse para una nueva visita de acreditación internacional. La fecha ya está en el calendario: será en el 2017. Andrew Sherman, director del colegio, se muestra optimista. “Este proceso proporciona un marco para la participación constante de todos y todas en los esfuerzos de mejora continua”. Los directivos y el cuerpo docente saben que, si leen correctamente las señales del mundo educacional, podrán hacer la diferencia en la vida de los estudiantes que acuden a sus aulas.